Venganza del más allá.

Perfil del autor

Emmanuel Gervasutti

Venganza del más allá.

 

Venganza del mas allá

 

 

Buscaba un lugar en donde ocultarse de las personas, un lugar en donde estaría solo y así poder descansar de todo el ruido. Fumando un cigarrillo y bebiendo vodka de una botella se abría camino entre los árboles, más adelante había una montaña la cual había visitado en su adolescencia junto a quien en ese entonces era su pareja. Hoy volvía sin ella aunque rápidamente los recuerdos llegaron a su mente pero ya era pasado y no había nada que pueda hacer para cambiarlo, su infidelidad había dado por terminado una relación de poco más de cuatro años.  Sergio días atrás había sido despedido de la empresa donde trabajaba luego de agredir a uno de los encargados y no solo era el despido de la empresa sino también una denuncia por agresión y amenazas lo cual lo tenía en vilo sin saber qué sucedería con él.

En la cima de la montaña observaba los árboles y más allá las casas de una ciudad devastada luego de una inundación que dejó una docena de muertos y daños por millones de pesos.

Sergio comenzó a sentir odio hacia todos en la ciudad quizás su desorden psicológico no ayudaba en nada, al caer la noche decidió regresar y mientras caminaba pensaba como seguir, además en su cabeza daba vueltas que en cualquier momento podría ser buscado por la policía. En su cabeza daba vueltas el nombre del encargado quien lo provocó hasta hacerle perder la paciencia.

En la mañana siguiente despertó y al encender el televisor pudo ver una imagen del encargado al que había golpeado bajo el título “desaparecido” minutos después el timbre sonó y al abrir la puerta estaban dos policías, obviamente luego de lo sucedido días atrás en la empresa todo apuntaba a Sergio quien obviamente negó saber del paradero de Heral.

Horas atrás.

Sergio algo borracho se acercó al domicilio de Heral quien sorprendido intentó llamar a la policía pero rápidamente y de un solo golpe lo hizo caer de espaldas, lo arrastró hasta el vehículo alejándose del lugar. Heral despertó algo aturdido aún por el golpe observando que estaba en una habitación, al intentar abrir la puerta estaba cerrada con llave, miró por toda la habitación y no había ventana se acercó nuevamente a la puerta y comenzó a golpear pero no había respuesta alguna. Sergio escuchaba los golpes desde la otra habitación mientras pensaba como debía proseguir.

La policía se marchó y fue un gran alivio para Sergio aunque sabía que seguramente volverían y buscarían dentro de la casa razón por la que tenía que idear un plan rápidamente si no quería ser descubierto. Esperó hasta la llegada de la noche para llevar a Heral hasta la montaña que había visitado anteriormente, no fue tarea nada fácil ya que tuvo que dormirlo y luego meterlo en el vehículo sin ser visto por algún vecino aunque lo más pesado fue arrastrarlo el trayecto que debía hacer caminando  hacia la montaña.  Allí lo dejó amarrado y volvió a su casa, a poco de llegar pudo observar las luces de patrulleros fuera de su domicilio, obviamente la policía no encontró a Heral al igual que no habían rastros de que hubiera estado allí, Sergio seguía siendo sospechoso de su desaparición aunque no lo hallaron.

Heral despertó con un fuerte dolor de cabeza sin mencionar el terrible dolor que sentía en la espalda y no era de menos por la gran distancia que había sido arrastrado. Intentó una y otra vez soltarse pero  no lo lograba, gritó en varias oportunidades aunque por el lugar no andaba nadie, a un par de metros pudo ver un bolso y nada más.

Los días pasaron y  Sergio volvió a la montaña esperando encontrar un cuerpo sin vida pero todo lo contrario, Heral no estaba rápidamente buscó por los alrededores aunque sin suerte.

Ese mismo día mientras tomaba una taza de café escuchó un golpe que provenía del sótano, tomó una cuchilla sabiendo que Heral podría estar ocultó buscando su venganza, bajó las escaleras aunque primero encendió la luz, caminó por todo el lugar hasta encontrar una botella de vidrio en el suelo partida en varias partes, sintió que había alguien detrás pero antes de voltear recibió un fuerte golpe en la cabeza, cayó al suelo pesadamente sobre los vidrios quedando inconsciente. Al recobrar la conciencia pudo notar que estaba amarrado a una columna y sentado en frente estaba Heral.

– ¿Pensaste qué sería fácil?

Sergio en vez de perder la cordura quedó tranquilo observándolo sin responder a las preguntas que Heral le hacía. Un trozo de vidrio y Sergio había fijado sus ojos, ahora debía llegar a él para cortar la soga y así soltarse, Heral no se percató de eso y para el colmo subió las escaleras en  busca de algo para tomar momento que Sergio aprovechó para alcanzar el trozo de vidrio y cortar la soga. Subió las escaleras y  apenas lo vio se abalanzó sobre él dando comienzo a una pelea, luego de varios minutos en donde ambos intentaban derrotar al otro cayeron por las escaleras, Heral intentó ponerse de pie pero no podía mientras que su contrincante estaba a un lado con un trozo de vidrio en una de sus manos, comenzaron un  forcejeo hasta que Heral dejó de luchar intentando respirar y con una herida en la zona del pecho fueron solo segundos hasta que todo quedó en silencio.

Sergio despertó poco después observando todo el desastre que había quedado en el sótano y que debía limpiar, aún lo más difícil era deshacerse del cadáver. Luego de limpiar subió el cuerpo y lo cargó en el baúl de su vehículo, se alejó rápidamente aunque sin saber si alguien lo había visto pero él sólo quería deshacerse del muerto y nada más. A unos cuantos kilómetros al norte de la ciudad estaba ubicado el basural y que mejor opción que dejarlo allí ya que nadie buscaría en ese lugar. De regresó mientras manejaba tomaba vodka cuando miro por el espejo retrovisor y allí estaba Heral volteó rápidamente pero no estaba, volvió la mirada al frente y parado en medio de la ruta estaba Heral, sin pensar demasiado aceleró a fondo y pasó atraves de él pero lo peor no había pasado ya que no se percató de la curva que tenía en frente y cuando quiso frenar ya era demasiado tarde, luego de salirse de la ruta dio varios tumbos hasta quedar con las cuatro ruedas arriba, se comenzó a sentir olor a combustible, intentó quitarse el cinturón de seguridad pero estaba trabado. Miró a un lado y pudo ver a Heral quien tenía un  cigarrillo en una de sus manos y en la otra un encendedor, Sergio comenzó a suplicar pero todo era en vano, el auto comenzó  arder y él no tenía ninguna chance de salvarse, los gritos se fueron apagando mientras el fuego consumía todo el vehículo. En la mañana siguiente la policía halló dos cuerpos carbonizados en el vehículo, uno era el conductor y al otro lo hallaron en el baúl del mismo. Tiempo después se supo quiénes eran aunque ya se presumía que fueran ellos.

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